sábado, 7 de abril de 2012

Semper fidelis

Estaba con su amigo en nuestra casa. La verdad es que no me importa. Que haga lo que quiera. Simplemente, exijo un poco de colaboración. Ella quiere estar con su amigo; me parece bien. Pero que tenga en cuenta que en tanto todos estamos aquí, lo único que hacemos es generar una atmósfera irrespirable.

Por eso doy un paso al frente. Se convierte en divertida la no escena que contemplo. No están. No los veo. Están en la terraza, quizás fumando un cigarro. Quizás. No sé si podré mantener mi paso al frente; creo que sí.

Voy a llevarme a los niños abajo. La correspondencia no podía ser otra. ¿Te basta con una hora, o dos?. Mejor dos, dijo.

Volví. Los niños ya estaban cansados. Un embriagante olor a lavanda, un gruyere olor a limpio vectorizado a través dos sonrisas, envolvía la casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario