martes, 8 de mayo de 2012

Seriedad

Hoy, que tanto y por tan variopintas razones se dispara contra la inmigración y contra las personas inmigrantes, es buena idea echar una mirada atrás y jugar con los mismos lugares comunes. La emigración española. 

En la actualidad, nos venden la moto - y tenemos una suicida tendencia a creérnoslo - de que la emigración española fue - empleo queriendo y con consistencia el pasado - un modelo de flujo migratorio: todo el mundo con su contrato, con su lugar de acogida, con sus derechos salvaguardados.

Y no. Esta noticia lo refleja de manera muy gráfica:


Pero siendo esta noticia muy visible (realmente, es muy publicitada), hoy quiero dejar constancia de un trabajo, ya con algunos años, en el que se pone de manifiesto la realidad de la emigración española.

En ese trabajo uno encuentra afirmaciones probadas como las siguientes: La emigración clandestina española en Bélgica sigue aumentando de un modo alarmante, ya que un sesenta por ciento al menos de nuestros compatriotas que llegan a este país, viene al margen del Convenio hispano-Belga de Emigración.

O bien: De manera que se estima que en Alemania, entre 1960 y 1973, en algunos años la emigración irregular (española) superó el cincuenta por ciento y en general nunca bajó del treinta por ciento.

Aún más: El resultado era que, tanto desde el lado de la oferta como del de la demanda, se vulneraban los mecanismos establecidos y se emigraba al margen de ellos. Es decir, que los empresarios de los países de acogida sorteaban estos mecanismos y reclutaban buscando fórmulas más directas, al objeto de ajustar lo más rápidamente posible la mano de obra inmigrada a sus necesidades de producción.

No sé por qué, pero todo esto me suena un montón.

El trabajo completo puede encontrarse en: Fundación Primero de Mayo - Estudios de la Fundación. Merece la pena, creo.

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