martes, 16 de agosto de 2011

Buscando a SuSan desesperadamente

Llevo meses reprimiéndome el escribir acerca de la visita del Papa a España con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud que se celebra en Madrid. Razones de diferente tipo me lo impiden, desgraciadamente. Sin embargo, hay cosas que me enervan y, aunque este panfletillo no lo lea casi nadie, que merecen ser expuestas públicamente.

Por ejemplo, las presiones y amenazas sufridas por el periódico cordobés Montilla Digital por la publicación de un artículo de opinión, y subrayo lo de opinión, frontalmente contrario a la visita de Benedicto XVI (por cierto, qué pena no haber traducido más correctamente el Pontifex Nomen como Benito XVI; de alguna manera lo haría más patrio). De este artículo, que comparto íntegramente, incluidas sus formas, he obtenido la apócope SuSan (Su Santidad) que forma parte del título de este post y que agradezco a su autor.

Por ejemplo, que en una demostración del elevado grado de civismo que a este rebaño se le presume, uno de los peregrinos haya sido autocorneado por la estatua de un toro. A este respecto, se me ocurren dos cuestiones: una, el españolismo que sulfura esta visita, que lleva a elevar a los altares (adviértase la ironía) la figura de la tauromaquia; otra, el preguntarme que sustancia estupefaciente lleva la "mochila del peregrino" que produce esos efectos tan peligrosos en quien la consume, aunque después del entrecomillado del enlace anterior refiriéndose a una medicina especial, en fin...

Por ejemplo, que se pueda ser tan torpe como para llevar sandwiches (con lo bonito que suena emparedado) de atún y mayonesa a la playa y los dejen a pleno sol antes de comérselos, con su plástico y todo, con el nada desdeñable resultado de 173 jóvenes italianos intoxicados. No creo que tengan problemas a la vista de los insólitos mecanismos publicitarios que se han generado para esta visita pastoral.

Por ejemplo, que te encuentres accidentalmente en los aledaños de un estadio deportivo y compruebes que el rito de la Ka'aba de La Meca se reproduce en forma eucarística en un microespacio en comparación con aquélla y asimilado a la cultura imperante delante de tus propios ojos. Te recuerda, no sé por qué, a los ritos iniciáticos de las películas de Indiana Jones y produce hasta miedo.

Por eso, exponiendo sólo algunas anécdotas, titulo este post Buscando a SuSan desesperadamente y también, porque, en una conexión por no sé qué tubería cerebral, todo esto me recuerda a la famosísima canción I Will Follow Him, de hondas raíces gospelianas y, en consecuencia, de origen religioso. Pero, claro, me recuerda a la versión cantada por The Shirelles, que a buen seguro no la interpretaban en clave evangélica, sino desde una perspectiva muy vinculada a la religión como es la sexual. Dejo la letra y la canción.

I will follow him
Follow him wherever he may go
There isn't an ocean too deep
A mountain so high it can keep me away
I must follow him
Ever since he touched my hand, I knew
That near him I always must be
And nothing can keep him from me
He is my destiny

I love him, I love him, I love him
And where he goes, I'll follow, I'll follow, I'll follow
He'll always be my true love, my true love, my true love
From now until forever, forever, forever

I will follow him
Follow him wherever he may go
There isn't an ocean too deep
A mountain so high it can keep, keep me away
Away from my love

I love him, I love him, I love him
And where he goes, I'll follow, forever and ever
And, side by side, together, I'll be with my true love
And share a thousand sunsets together beside him

I will follow him
Follow him wherever he may go
There isn't an ocean too deep
A mountain so high it can keep, keep me away
Away from my love





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