Hoy estuve en aeropuerto. Paso, últimamente, muchas horas de mi vida en los aeropuertos. Son microhábitats como otros cualesquiera. Un coñazo, para aclararnos.
En el de hoy había un grupo de personas a las que en principio no le presté atención. Se grababan con sus cámaras y esas cosas. Nada que fuera más allá de lo habitual.
Se abrió la puerta por la que saldrían los pasajeros. El avión procedía de Alemania. Un chico rubio y alto cruzó la puerta corrediza y una chica morena se abrazó a él y le besó. Le besó largamente. El grupo comenzó, tímidamente, a aplaudir.
Salió otro chico, confundido. Se notaba que era la primera vez que pisaba ese aeropuerto. De nuevo. una chica se acercó a él y enroscó sus labios sobre los suyos, largamente. Era bonito verlo. El grupo aplaudió con mayor vehemencia.
Una tercera chica salió y corrió a abrazarse a un chico que la esperaba con cara de expectación. La longitud del beso fue pareja al, ahora sí, rugido de los aplausos del grupo. Desde el fondo alguien gritó, cuidado, que se gasta.
Esto ocurrió hoy en un aeropuerto.
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