lunes, 30 de enero de 2012

Sic Transit Gloria Mundi

Hoy tenía una cita de nuevo en la Oficina de Empleo. Se trataba de una entrevista con una orientadora laboral. Pomposo nombre dada la situación de la economía y del mercado laboral español.

En definitiva, se trataba de una entrevista concertada (así se denomina ahora cuando te imponen algo) a la que debía acudir con todos mis méritos laborales y profesionales, en el caso de que los tuviese, claro. En la documentación que debías aportar debían figurar los originales de los estudios ultimados, de la vida laboral expedida por la Seguridad Social, de los posibles contratos de trabajo, cursos realizados, etc.

VV10 se planta con su título de licenciado, sus nombramientos y 253 certificados de títulos de cursos en los que he participado, que he impartido o que he organizado en los últimos años, publicaciones que tengo (no, el blog no lo aporté). También llevaba mi vida laboral actualizada.

Me siento ante la chica encargada del trámite. El trato, personalizado. ¿Qué tal está, VV10? Pues mira, hija, he tenido tiempos mejores. Mire, le hemos citado para ayudarle a hacer su curriculum. ¡Ah, qué interesante!, pero ya lo traigo hecho. No, verá, así lo podemos colgar en la web. Yo también puedo hacerlo; es una opción de su web. Sí, pero no me dirá usted que no es mejor que lo colguemos nosotros, me dice con cara de complicidad. Aún no entiendo cuál es la ventaja, pero bueno.

Empezamos. Primero, el título. Aquí está. Segundo, la vida laboral. Aquí está. Tercero, los nombramientos o contratos. Aquí están. Aquí aparece un contrato suyo del año 83 y del 96; no trae usted las copias. Mira, no, el del año 83 era una vendimia y el del 96 no lo encuentro, pero si aparecen en la vida laboral es porque existen ¿no? No lo siento, si no trae la copia del contrato o una nómina, no los puedo incluir. Vaya, ¿me está diciendo que podría haber falseado las altas en la Seguridad Social?. También he sido profesional libre. Nooo, eso no vale. Eso es fácil de camuflar.

¿Ha hecho cursos, VV10? Saco mi sonrisa de tiburón, aprestándome a morder a su presa, y le digo, aquí los traigo. No, le digo si usted ha recibido cursos como alumno. Pues no, o los daba yo o los organizaba yo. Lo siento, eso no nos vale. ¿Cómo que no vale?. No, sólo nos interesa la formación que usted haya recibido no la que haya impartido. Entonces, ¿mis publicaciones?. Lo siento, tampoco valen.

Le da a los clicks pertinentes en su ordenador y me dice, con lo que usted acredita, es usted un parado de escasa cualificación, VV10.

Con la autoridad que da el fracaso, como diría Francis Scott Fitzgerald, me levanté y le pregunté: ¿Me llamarán alguna vez más?. No, si hace algún curso de formación, puede incluirlo usted mismo directamente en internet. Que tenga un buen día.

jueves, 26 de enero de 2012

Must Jesus bear the Cross Alone?

  1. Must Jesus bear this cross alone
    And all this world go free?
    There's the cross for everyone
    And the the cross for me

    Amazing grace, how sweet, how sweet it all sounds
    I know, You saved, You saved the rich like me
    Then I was once lost but know I now that I'm found
    I was blind but now I know that I can see

    Not alone, not alone, not alone
    No Jesus cannot bear this cross alone
    There's the cross for everyone and the cross for me

    I came to my Jesus just as, just as I was
    I was weary, I was wounded and sad
    But I know that I found in Him a resting, a resting place
    And now, right now my heart, my heart feel bad, oh, Lord

    Not alone, not alone, not alone
    No, not alone, oh, Jesus, not alone
    no not alone, I know, the world go free
    There's the cross for everyone and I know, the cross for me




Must Jesus Bear This Cross Alone? by Sam Cooke on Grooveshark

martes, 17 de enero de 2012

Full Monty

Ayer me di totalmente de bruces con la realidad.

Me levanté a una hora relativamente temprana y acudí al sitio en el que tenía que hacer una gestión. Llovía a cántaros. Llegué un cuarto de hora después de que hubiera abierto la oficina en cuestión. Había infinidad de gente. Llegué tarde. Ya habían repartido todos los números. Cinco minutos después, con sensación de fracaso personal, me volví por donde había venido.

Tras obtener por la tarde alguna información, decido que lo mejor es darme el gran madrugón. Llego a la oficina a las 6:45. Soy el sexto en la cola. ¡Qué frío!. Menos mal que voy provisto de un gorro de lana, unos guantes y una bufanda. No obstante, lleva razón mi madre, los resfriados se cogen por los pies. Madre mía, qué frío en los pies. No es que los tenga congelados; simplemente, no los tengo, los he perdido.

Nos tratan como a perros, me dice quien me sigue en la cola. No se preocupe, le digo, mañana juega el Madrid contra el Barça y volveremos a ser felices. Lleva usted razón, me responde, esto es España.

La oficina abre a las 9 de la mañana. Tras dos horas y cuarto de espera a la intemperie, llega mi turno. Me siento ante la empleada pública con cara de cordero degollado. Se cumple el peor de mis temores: me falta un papel. La chica se compadece de mi y me dice vaya usted por el papel y lo trae; cuando tenga un hueco en mi mesa, acérquese y arreglamos esto.

Me voy por el papel, que a su vez requería otro trámite previo. Otra cola, esta sí, sin cerrar, teniendo la posibilidad de sumarte en cualquier momento. Me sumo. Pongo mis papeles sobre la mesa. Se cortocircuita la nueva empleada pública: Esto es la primera vez que lo veo aquí; un momentito, que voy a hablar con el director de la oficina. Llega el director, esto es que no se ve por aquí nunca. El programa informático es que no admite su cualificación laboral; en su caso tenemos que hacerla a mano. Allí me entrego como si fuera un conejillo de indias en manos de un científico loco. Me preguntan de todo. Mis estudios, mi inglés (afortunadamente, no me preguntaron por mi nivel de francés ni de griego, jijiji), mi coche. En fin, toda una vida doméstica al descubierto.

Me dan el dichoso papel y me vuelvo al otro lado con mi preciado trofeo de burocracia (léase de caza). Obviamente, la pública servidora estaba ocupada con otro usuario (por dios, ¡qué mal suena esta frase o que retorcida es mi mente!). Aguardo con felina astucia a que termine - la atención al usuario (esto se empeora); era corta (la atención) según me di cuenta - y la miro diciéndole con sonrisa profidén: De nuevo yo. La chica me mira con cara de estar viendo a un completo desconocido y me dice, ¿Y?. Le refresco que era el advenedizo de hace un rato; menos mal que cae en ello y me recuerda. Uf. Me trata con dulzura infinita, mientras en su frente yo leía, a modo de anuncio de colorines en la Puerta del Sol, me tocó el pobre perdido de la mañana...

Cuando salí volví a mirar. Y vi la misma cola que por la mañana; las mismas caras que veía por la mañana, que ya había visto ayer. La cola de parados. Era la Oficina de Empleo.


lunes, 2 de enero de 2012

El primero del año

Otro nuevo primero del año. Qué aburrimiento, ¿verdad? Pero por vez primera, para mí sí se cumple el dicho de Año nuevo, vida nueva. Esto que casi parece un tuit es una auténtica declaración de intenciones.