jueves, 26 de mayo de 2011

Me he perdido

Aunque uno al cumplir años cree que va afinando el camino, es mentira. Realmente está cada vez más perdido. Viene esto al hilo de una canción que escuché la otra noche en er vivo y er direto.

ME HE PERDIDO

Lo intenté por tercera vez,
me enfundé en mi traje beige,
miré hacia el suelo y me santigüé,
te encontré entre los escombros.

Y aún quedaba un muro en pie,
te vi apoyada en él y creo que
lo hacías para no perder la fe,
el Cristo en la pared se encogió de hombros.

Y tú con tu voz,
esa voz y tu pálida piel,
con el brillo en tu pelo del trigo,
con ese otro brillo que imagino tras tu abrigo.

Pasaste estos últimos inviernos
al calor de un infierno
construido en el amor
para acabar en demolición.

Me dices: ahora ya estás advertido,
no te fíes de un animal herido.
¿Y qué te iba diciendo yo?
Me he perdido.

Lo intenté siete veces más,
quería ver lo que hay detrás
de tu imperturbabilidad
y abrir tu puerta de cuarenta y tres candados.

Te adiviné en tu balcón
silbando una larguísima canción,
pensando es esto lo correcto o no,
así que hice chas y aparecí a tu lado.

Lo sabes, ahora ya estás advertido,
no te fíes de un animal herido,
y yo, descuida, le mentí,
soy un experto cazador.

¿Lo has visto? Es mi mundo derruido,
lo que hoy es puro mañana está podrido.
¿Y qué te iba diciendo yo?
Me he perdido.

Mátame si ya no te soy de utilidad,
mátame tras leer el mensaje,
pero ahora me desnudaré
sin quitarme el traje.

Lo he visto, este mundo al derrumbarse,
que lo natural es odiarse,
me dijiste, he de reconocer,
con cierta convicción.

Y entonces entonaste dulces gritos,
comenzó el más viejo de los ritos.
Fuiste tú, fui yo,
sencillamente fue algo superior.

Y añadiste, si lo hacemos tonto mío,
pues hagámoslo como es debido.
¿Y cómo es eso?, pregunté.
Y tú me dijiste: justamente así no.

Y paraste, me lo tengo prohibido.
Y yo protesté empapado y más que aturdido,
y ahora sí que sí que yo
me he perdido.

Que ahora sí que sí que sí
que sé que me he perdido,
porque sólo es pensar en ti y acabar perdido,
porque sólo con pensar en ti me pongo perdido.








miércoles, 25 de mayo de 2011

lunes, 16 de mayo de 2011

Pequeño autorretrato

Siempre he querido escribir bellos poemas de amor
pero jamás he escrito ninguno

Siempre he querido relatar bonitos cuentos
pero jamás he sabido transmitirlos

Siempre he querido componer canciones preciosas
pero jamás he compuesto ninguna

Siempre he querido ser un buen intérprete de canciones que me gustan
pero jamás he aprendido a tocar un instrumento.


Hoy veo en un boletín oficial un reglamento
mañana unas instrucciones, quizás una notificación

¿Qué está siendo de mí?

Viaje en tren

Una semana después de haber sido maltratado en el tren que me trasladaba desde el centro del orbe planetario a las amorismadas tierras andaluzas, decidí volver a repetir la experiencia. En realidad, no era decisión, sino obligación: tenia que volver a trabajar.

Repetí el viajar en el mismo tren. Una especie de segunda oportunidad, después de haber llegado tarde a su destino cuarentaicinco minutos tanto a la ida como a la vuelta, después de haberme peleado con un aspirante a madero que pretendía ocupar un asiento que no le correspondía, después de haber deseado ser una versión moderna de Herodes en un ferrocarril, después de haber hecho causa con el resto del pasaje.

En fin, que como decía, repetí. Craso error, voto a bríos. Llego a la estación con la tranquilidad que da pensar que los males no se repiten a corto plazo (realmente, no se de dónde sale esta afirmación). Supongo de que dos aviones en la misma línea no se estrellan en una semana (infeliz ejemplo, pero no encuentro otro que se aproxime). Lo cierto es que cuando se forma la cola para acceder al tren oigo una femenina voz metálica procedente de un altavoz o megáfono; pensaba que seria un anuncio de la estación.

De nuevo un error craso. Una joven post adolescente comienza a imprecar diciendo textualmente: "Hola, es la despedida de soltera de X... Rogad no viajad en nuestro vagón, que es el 15, porque no vais a poder echaros la siestecita.... jajajajajaja" (A la risa, añádesele una tinte maléfico para ubicar adecuadamente el tono). Tiemblo mientras busco mi billete para cerciorarme de cuál era mi vagón. Descanso. El mío era el 10. Uf. Digo lo de uf porque al reparar observé a un grupo de no menos quince mozalbetes (creo que es una palabra eminentemente masculina) que portaban unas camisetas negras con el slogan: ¡X se casa!. Teniendo en cuenta las dimensiones del vagón, quince eran casi la mitad de los pasajeros del carruaje.

Superado por la mano de dios (y no viajaba Maradona en el tren) este primer obstáculo, decido ubicarme tranquilamente en mi asiento. De nuevo surge otro inconveniente: viajaba en esos asientos de cuatro plazas en las que dos personas están enfrente de otras dos. Nunca he comprendido para qué sirven esos asientos y por qué rompen el conjunto del pasaje. Llevo un año viajando casi todas las semanas y jamás he visto que esos asientos cuádruples vayan ocupados por cuatro personas que se conocen. Debe ser que se sitúan para potenciar la amistad entre pasajeros.

Me siento. A mi lado se sienta un señor bastante mayor, con un evidente aspecto de hombre de campo. Hombre de campo que extrae de una especie de faltriquera un iphone de última generación. Frente a nosotros se sienta una pareja - sensu strictu - que después de algunos arrumacos cogen dos bolsitos de mano cada uno. Tendrían cuarenta y pico de años. Hasta ahí nada que objetar. Esperaba el momento en que sacaran sus pertinentes artefactos telefónicos para compararlos con el mío.

El tren sale con veinte minutos de retraso. El motivo, todavía espero conocerlo.

La pareja finalmente decide sacar los aparejos de viaje que, ocultos, portaban en los bolsitos a los que me refería. Dos maquinitas nintendo. Tengo la imagen grabada de ambos enseñándose los dedos cada cierto tiempo, a ver quién lo tenía más colorado de jugar con la máquina. Con un par.... de dedos, claros.

La azafata o tripulante, ya no recuerdo cuál la mención correcta, pone el dvd con el que iba a amenizar el viaje. No suena. Se congela. La película era la misma que había visto durante el viaje de la pasada semana. Decido adoptar una solución crítica: me voy a dormir una siesta. No podía dejar pasar la oportunidad de que las despedidoras de soltera no viajaran en el mismo vagón que yo.

Me coloco mis gafas de sol para dar menos el cante de mi sueño... y duermo, y duermo, y duermo.... Duermo hasta que me despierto de un brinco: el revisor o interventor, un señor mayor y grueso que debería estar acostumbrado a viajar entre los vaivenes del tren, tiene a bien caerse encima de mi y despertarme con toda su humanidad. Tal cual. Se cayó encima de mí, originándome un susto de tomo y lomo. Mis gafas perdieron su ubicación, sus brazos sobre mi pecho florido, mi corazón palpitando.

Decido que esto no puede seguir así y me propongo a mí mismo un plan de choque. Me voy a la cafetería a libar algo de alcohol. Cruzo los seis vagones que tenía por delante hasta llegar al vagón abrevadero. Veo ya derrotadas a las chicas de la despedida (para ese viaje no hacían falta estas alforjas). Veo a mucha gente con sus portátiles viendo series de televisión y películas. Veo a mucha gente durmiendo, pienso que a ellos no se les cae el revisor encima. Llego a la cafetería.

Llego a la cafetería y cunde de nuevo mi desánimo existencial. No uno, ni dos.... tres nuevos grupos se habían constituido en despedida de solteros. Sí, despedida masculina. Algún día escribiré sobre esto, pero quiero llamar la atención por esa extendida costumbre de que en las despedidas de soltero, quien hace las veces de varón casamentero, ha de ir necesariamente vestido de mujer. Así, me encuentro con un chico vestido de chulapa, a un chico vestido con minifalda, a un tercer chico vestido de flamenca. Con dos pares, y nunca mejor dicho.

La única aportación de aquél personaje conocido como Ramoncín a la cultura de este país que yo recuerde era una canción que decía: Litros de alcohol corren por mis venas, mujer (al menos, que yo conozca). Bien, en este caso no se trataba de litros, sino, cuando menos de hectolitros de alcohol los que corrían por las venas de estos mozos. Tuve un mal pensamiento, lo reconozco. Pensé, esta noche en mi pueblo os van a partir la cara de vil manera, muchachos.

Me pido una cerveza. Caliente. Puag. Se las habían terminado los festejantes, con claro desprecio a los demás pasajeros. Cierto es que también el servicio del tren podía avisar, pero bueno, la pela es la pela.

Vuelvo a mi asiento. La pareja seguía compitiendo no en el juego, sino en determinar quién tenía el dedo más rojo, más amoratado diría yo. Intentan poner una nueva película. Tampoco funciona. Ni audio ni video.

Extraigo un libro de mi hatillo y decido leer y culturizarme un poquito, que bien falta que me hace. Compruebo que en 1918 se escribían chorradas similares (con mejor gramática y literatura que la que yo empleo) a éstas. Me sumerjo en la lectura. Mi vecino el campero del iphone ronca como una mala bestia enferma de los pulmones.

Por fin llego a mi destino con veinte minutos de retraso. Comprendí que nos queda mucho por avanzar (no sé hacia dónde, no sé hacia qué) cuando al bajarnos escucho a una adolescente dirigirse a su madre, que la esperaba emocionada en el andén: ¡Mamá, me encanta este tren!

Escrito desde la Kontiki, con amor

sábado, 14 de mayo de 2011

Esta sí es una canción triste

ESQUINAS


Só eu sei
As esquinas por que passei
Só eu sei só eu sei
Sabe lá o que é não ter e ter que ter pra dar
Sabe lá
Sabe lá
E quem será
Nos arredores do amor
Que vai saber reparar
Que o dia nasceu
Só eu sei
Os desertos que atravessei
Só eu sei
Só eu sei
Sabe lá
O que e morrer de sede em frente ao mar
Sabe lá
Sabe lá
E quem será
Na correnteza do amor que vai saber se guiar
A nave em breve ao vento vaga de leve e trás
Toda a paz que um dia o desejo levou
Só eu sei
As esquinas por que passei
Só eu sei
Só eu sei
E quem será
Na correnteza do amor...




flashvars="hostname=cowbell.grooveshark.com&songIDs=27604088&style=wood&p=0" allowScriptAccess="always" wmode="window" />

viernes, 6 de mayo de 2011

Passe em casa

Passam pássaros e aviões
E no chão os caminhões
Passa o tempo, as estações
Passam andorinhas e verões...

Passe em casa
Tô te esperando!
Tô te esperando!
Passe em casa
Tô te esperando!
Tô te esperando!

Estou esperando visita
Tão impaciente e aflita
Se você não passa no morro
Eu quase morro!
Eu quase morro!
Estou implorando socorro
Ou quase morro!
Ou quase morro!
Vida sem graça se
Você não passa no morro...

Já estou pedindo que
Passe um tempo, passe lá
Passe o mal com os meus lençóis
Passe agora, passe enfim
Um momento prá ficarmos sós...

Passe em casa
Tô te esperando!
Tô te esperando!
Passe em casa
Tô te esperando!
Tô te esperando!

Estou esperando visita
Tão impaciente e aflita
Se você não passa no morro
Eu quase morro!
Eu quase morro!
Estou implorando socorro
Ou quase morro!
Ou quase morro!
Vida sem graça se
Você não passa no morro
Já estou pedindo que...

Passem pássaros e aviões
E no chão os caminhões
Passe o tempo, as estações
Passem andorinhas e verões...

Passe em casa
Tô te esperando!
Tô te esperando!
Passe em casa
Tô te esperando!
Tô te esperando!

Estou esperando visita
Tão impaciente e aflita
Se você não passa no morro
Eu quase morro!
Eu quase morro!
Estou implorando socorro
Ou quase morro!
Ou quase morro!
Vida sem graça se
Você não passa no morro...

Já estou pedindo que
Passe um tempo, passe lá
Passe mal com os meus lençóis
Passe agora, passe enfim
Passe um momento
Prá ficarmos sós...

Passe em casa
Tô te esperando!
Tô te esperando!
Passe em casa
Tô te esperando!
Tô te esperando!

Estou esperando visita
Tão impaciente e aflita
Se você não passa no morro
Eu quase morro!
Eu quase morro!
Estou implorando socorro
Ou quase morro!
Ou quase morro!
Vida sem graça se
Você não passa no morro
Já estou pedindo que
Lá lalalá lalalalalalá...
Lá lalalá lalalalalalá...
Lá lalalá lalalalalalá...
Lá lalalá lalalalalalá..