Esta mañana Lorenzo apareció muerto en su habitación. Lorenzo tenía cincuenta años y lo conocía desde que yo tenía diecisiete. En los últimos años, las drogas y una diagnosticada depresión lo condujeron por selvas salvajes y por pistas muy pedregosas. Lorenzo era la persona que más sabía de King Crimson, icono musical de nuestra juventud. En estos mismos días, un amigo común pelea en el hospital, resistiendo cada vez con menos fuerza los mordiscos del cangrejo. Joder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario